¿Base OVNI en la Bahía de Cádiz?

Del tema OVNI parece que está todo dicho y escrito pero a veces podemos llegar a rescatar  "viejos legajos"  capaces de hacer resucitar uno de los misterios más enterrados en Cádiz, como es el caso del cráter sumergido en las aguas gaditanas.

    El añorado Doctor Jiménez del Oso ya recogía en primicia informativa el descubrimiento de un misterioso cráter sumergido en la Bahía de Cádiz, situado cerca del puente carranza, que cruza a lo ancho la bahía, sólo apreciable con la marea baja.

     Ésto dio lugar a que muchos ufólogos asegurasen que <<los fondos de la bahía son una "gran tapadera">> y que en su interior puede hallarse oculta una base sumergida de ovnis. A ésto habría que añadirle los frecuentes avistamientos OVNIS que muchos testigos documentaron a lo largo de los años.
  
    Este cráter, con un diámetro de 300 m.  y una profundidad de 25 m. según datos del investigador Jesús Borrego, podría tener su orígen en el impacto de un meteorito que cayó hace miles de años, ya que se llegó a recoger en los alrededores restos en investigaciones anteriores. Dato curioso y a tener en cuenta dado el revuelo popular generado últimamente a raíz de las declaraciones de National Geographic que sitúan la mítica Atlántida en tierras gaditanas.
    También se cuenta que en éstas inmersiones se pudo observar en el fondo marino unas "extrañísimas huellas submarinas a unos 500 metros del cráter, como si hubieran sido producidas por alguna maquinaria rodante de grandes dimensiones".
    Existe otra zona en la bahía donde se encuentra también una gran fosa submarina, frente a la playa de La Caleta y es precisamente en ésta zona donde más avistamientos ovnis han presenciado los gaditanos, y siempre coinciden en que aparecen pequeñas esferas luminosas que entran y salen de la bahía.

     Entre todos los testimonios cabe destacar el avistamiento múltiple que se produjo en Cádiz el 6 de Septiembre de 1979 por el Castillo de San Sebastián. (Extracto extraído del Diario de Cádiz del 13 de diciembre de 1992).
    

    <<Serían las once de la noche. A unas dos millas náuticas del castillo de San Sebastián se apareció una especie de bola del tamaño de una naranja, que hacía extraños movimientos en el cielo. El foog-fighter fue aumentando de tamaño hasta alcanzar el de un balón, con la luminosidad de un fuerte cono, con una luz blanca azulada, que fue dirigiéndose hacia la Catedral, donde se quedó inmóvil sobre ella durante el tiempo suficiente como para poder ser fotografiada por Movellán>>
  

     <<Pasados unos minutos, el OVNI se disparó a una velocidad endiablada en dirección Oeste-Este, hacia El Puerto de Santa María>>
    

    Según las crónicas de ese día, el suministro eléctrico se vió suspendido en varios sectores del casco antiguo, creando gran expectación e incertidumbre entre los gaditanos.

    Nuevos datos nos hacen plantear otras conjeturas. Es el caso del historiador y especialista en la historia medieval de Cádiz, Javier Fornell, quien apunta que podría tratarse de una mina romana; "En primer lugar hemos de tener en cuenta los cambios que la fisonomía de nuestra bahía ha sufrido a lo largo de los siglos (y que pueden observarse en los estudios paleo-geográficos de Ramón Corzo) y, en segundo, ver la técnicas usadas en la época para sus excavaciones, tanto a cielo abierto como cubiertas, para comprender que lo que hoy decimos no está fuera del alcance de los ingenieros romanos".

    Pese a los descubrimientos de conocidos ufólogos, como Jiménez del Oso y de las teorías populares y fantásticas que comparan éste supuesto cráter con una base subterránea de OVNIS, el historiados Javier Fornell nos asegura que la "poza de Santa Isabel" ya se conocía en la Edad Media.

    Estamos seguramente ante otro caso que, por razones que desconocemos, se queda guardado en las hemerotecas esperando ver la luz.
    

    Quizás alguien tenga pruebas hoy día sobre el orígen de este fenómeno, mientras tanto, las aguas se guardan para sí el misterio del gran cráter sumergido de la hermosa y, aparéntemente tranquila, bahía de Cádiz.

Cristina Álvarez